Alucina, vecina. 8-4-13

Nuestros tiempos nos proporcionan momentos realmente alucinantes, en el más amplio sentido de la palabra. Alucinamos con cada declaración de nuestros no-representantes políticos, con su porte altivo, con su indolencia para leer ajustes delicadísimos, sin ningún interés, ni siquiera remoto. Alucinamos con que pueda arrebatarse el TitiriGuada a la asociación Gozarte, y a los ciudadanos de Guadalajara, sin que a nadie se le caiga la cara de vergüenza. Parece causa de píldoras alucinógenas lo que nos lleva a ver a un montón de artistas actuando a las puertas de un teatro cerrado por pura cabezonería. Es para alucinar el superávit de muchos miles de euros del patronato de Cultura de nuestra ciudad… y su manera de venderlo como un logro (tampoco es nuevo para nadie que si se hace poco, se gasta menos). Alucinante es la capacidad de algunos, para darle la vuelta a la tortilla, y que nunca se les derrame. Hay expedientes X más fuertes que los de Cuarto Milenio. Dejan a la altura del betún voces extrañas y visiones paranormales. La realidad supera a la ficción más a menudo de los que nos gustaría… probad los nuevos itinerarios del autobús urbano, observad un abuelo en cada parada abandonada, esperando desconcertado. Intentad coger un bus en el centro, probad a caminar con una maleta hasta la parada más cercana: alucina, vecina!